El Pan de la Palabra. Domingo VI del T.O.B






(Tomado de la PARROQUIA DE SAN PÍO X)

DOMINGO VI DE T. O. B - 11 de febrero de 2018

ORACIÓN INICIAL:

Señor, ¡cuanta exclusión! Se excluye a los enfermos, a los presos, a los sin trabajo, a los vagabundos, a los emigrantes, a los de etnias diferentes… Y se les excluye más si son pobres. Son los considerados leprosos en esta nuestra sociedad. Crea en mí, Señor, un corazón nuevo, un corazón de hermano, que no dé la espalda a nadie, y me impulse a acercarme a todos con un amor creador de nuevas relaciones. Que a nadie borre de mi corazón. Te lo pido a ti, el Hermano de todos. Amén.

JESÚS Y LOS MARGINADOS

En la sociedad judía, el leproso, antes que un enfermo era un impuro; un ser sin sitio ni en la familia ni en la sociedad: un marginado de la vida. La actitud correcta del buen ciudadano, sancionada por el libro del Levítico (13,45) era las Escrituras, era clara excluir a los leprosos de la convivencia.

En cierta ocasión se acerca a Jesús un leproso, no pide “ser curado”, sino “quedar limpio”. Lo que busca es verse liberado de la impureza y del rechazo social. Jesús queda conmovido, extiende su mano, «toca» al leproso y le dice: “Queda limpio”. Jesús no acepta una sociedad que excluye a leprosos ni el rechazo social de los indeseables. Jesús toca al leproso para liberarlo de miedos, prejuicios y tabúes. Lo limpia para decir a todos que Dios no excluye ni castiga a nadie con la marginación. Es la sociedad la que, pensando solo en su seguridad, levanta barreras y excluye de su seno a los indignos.

Hace unos años hubo un jefe de gobierno que hizo esta promesa: Barreremos la calle de pequeños delincuentes. Para él, en una sociedad “limpia”, hay una cierta “basura” que hay que barrer, porque ni siquiera es reciclable, pues la cárcel no está pensada para rehabilitar a nadie, sino para castigar a los «malos» y defender a los «buenos». Y a nosotros, ciudadanos ejemplares, solo se nos ocurre barrerlos de nuestras calles. Al parecer, todo muy correcto, muy “cristiano” y, también muy contrario a Dios y su proyecto.

LA PALABRA DE DIOS: MARCOS 1, 40-45:

“Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo compasión, extendió la mano y lo tocó, diciendo: Quiero: queda limpio. La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes”.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO

EXPLICACIÓN: Un leproso tiene el valor de romper la ley. Se acerca a Jesús, y de rodillas, le suplica: Si quieres puedes limpiarme… Quiero. La simplicidad del diálogo, por una parte, manifiesta la confianza del leproso, y por otra, una respuesta que no le defrauda. El leproso no le pide que le cure, sino que le limpie. Y efectivamente no sólo desaparece la enfermedad, sino que recupera su plena condición humana, social y religiosa.
CONTEXTO: Seguimos en el primer capítulo de Marcos, quien más atento a los hechos que a las palabras nos narra la curación-inclusión social de un leproso, que no tiene nombre. Con ello, Marcos quiere dejar claro que el hombre y mujer nuevos tiene que ser compasivo. La situación del leproso queda claramente descrita en la 1ª lectura, Levítico 13, 1-2. 44-46.


Jesús ha sido compasivo. Cuando uno siente como suyo el sufrimiento del otro es cuando, de verdad, se le ha hecho próximo. Y, por eso, “le toco”, gesto que se llena de significado sabiendo que se trata de un leproso y que, para él, tuvo peligrosas consecuencias. Si había tocado a un leproso, él mismo se había convertido en apestado, castigado de Dios y que tendría que vivir en despoblado.

APLICACIÓN: A veces, somos tan hipócritas que nos escandalizamos del tratamiento de los leprosos en la antigüedad y no nos rebelamos contra la marginación actual.

Seguimos levantando muros de separación, entre la sociedad satisfecha y los marginados de toda clase. Un cristiano, no sólo no debe poner un dedo para construir esos muros, sino que debe estar dispuesto a derribarlos. Jesús se pone al servicio del hombre. Lo que tenemos que hacer es servir a los demás como hace Jesús. Dios no tiene nada que ver con la injusticia, ni siquiera cuando está amparada por la ley, sea civil o religiosa.

PARA DIALOGAR EN EL GRUPO O EN LA FAMILIA

A la vista de postura de Jesús ante un enfermo excluido, cosa bastante frecuente en nuestra sociedad y, a veces, también en nuestras comunidades, vamos a dialogar:

¿Qué leyes, creencias, prejuicios o tradiciones excluyen y maltratan hoy a las personas en nuestros barrios?

¿Se da algo de esto, también, en nuestra Comunidad?

PARA REFEXIONAR PERSONALMENTE

¿En mis actitudes cotidianas de qué manera excluyo y juzgo a las demás personas?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA:

  • Antes de comenzar tu rato de oración, prepárate para ello. Haz silencio en tu ambiente y en tu corazón…
  • Trata de pensar que acompañas a Jesús en su camino, y sorpréndete: De pronto ante Él se pone un leproso. Puedes ponerle el nombre de alguno de los débiles que conoces… Escucha la petición que le hace a Jesús. Y pon atención a lo que dice Jesús: Ahora te atiende mi discípulo o discípula… Y pronunciando tu nombre, te señala a ti. No es una ficción, es lo que ocurre cada vez que te cruzas con cualquiera de ellos…
  • Antes de terminar, si quieres, piensa en alguna actitud que debes cambiar, para ser compasivo, y piensa en alguna acción para acercarte a alguien que vive algún tipo de exclusión o marginación.

SEÑOR, DANOS EL DON DE LA COMPASIÓN

          Padre Bueno, Dios de los pobres y
          excluidos,
          escucha mi oración, guía mis pasos
          y ayúdame a ser compasivo/a.
          Tú eres un Dios que escucha el clamor de
          los débiles,
          y estás atento a la vida de todos.

          Tu rostro está cercano en:
          Los rostros cansados,
          los trabajadores mal pagados,
          los ojos de los parados…
          En los que gastan la vida en la espera
          de una oportunidad que nunca llega;
          en la triste mirada de los niños sin hogar;
          en los jóvenes que dejan la escuela,
          en los ancianos sin sitio en esta sociedad,
          escandalosamente inhumana y anticristiana.

          Padre bueno, Dios de la vida,
          ¿Por qué cerramos los ojos?
          ¿Por qué tapamos nuestros oídos?
          ¿Por qué nos engañamos con ritos y prácticas?

          Danos, Padre, el don de la mirada nueva.
          Danos el don de la compasión de Jesús.
          Danos el don de las manos solidarias,
          comprometidas por amor. Amén.

LECTURAS DEL PRÓXIMO SABADO Y DOMINGO 4 y 5 de Febrero de 2012

Levítico 13, 1-2.44-46: El leproso vivirá fuera del pueblo
Salmo 31: Tú eres mi refugio
1ª Cor 10, 31-11,1: Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Marcos 1, 40-45: Si quieres, puedes limpiarme.

RECUERDA

  • Miércoles, 14 de febrero: “Miércoles de ceniza”. La Eucaristía será, como siempre, a las 19:30h.
  • Sábado, 17 de febrero, de 10:00h a 14:00h.: Retiro comunitario de Cuaresma. Seguiremos con “Orar con el cuerpo”.

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