El Pan de la Palabra. CUARESMA DOMINGO III



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - CUARESMA DOMINGO III - 24 DE MARZO 2019
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Señor, Tú nos has elegido para que demos frutos. ¡Cuantos se acercan a nosotros sin encontrar nada que llevarse a la boca! Y la cosa es que, por fuera, parecemos higueras frondosas, pero en nuestra vida hay pocos frutos al servicio de nuestros hermanos y hermanas. Tú nos lo advertiste, “sin mí no daréis frutos” y es verdad, sin ti no somos más que higueras estériles. Señor, habita en nosotros; capacítanos para dar frutos que den vida a otros. Amén.

EL CRISTIANISMO ESTERIL

El cristianismo estéril es el intento inútil de querer ser cristiano, sin dar frutos. También la Cuaresma puede ser estéril si no ayuda a la conversión. Algo de esto nos viene a decir “la parábola de la higuera estéril”, que nos narra Jesús en el evangelio del domingo.

Buena parte de los cristianos podemos observar como, la manera de pensar del ambiente, en más o menos intensidad, va calando en nosotros y contagiándonos de sus valores -ganar, gastar y gozar individualmente-, y como van desapareciendo en el personal actitudes propiamente cristianas –la compasión, la defensa de los débiles y el amor generoso y desinteresado a los demás-. Así no es el cristianismo el que transforma la sociedad, sino que es este ambiente el que va desvirtuando lo mejor del cristianismo, hasta convertirlo en una religión estéril, porque no da frutos.

¿Cómo verá Dios este cristianismo estéril? La parábola del Evangelio de hoy nos habla de un señor que busca inútilmente los higos de una “higuera bravía”. Y, sin embargo, aunque ocupa un terreno en balde, no la corta. Al contrario, la cuida todavía mejor, esperando que algún día de frutos. En nuestro caso, tampoco a nosotros nos destruye, nos cuida para que algún día vivamos un cristianismo más fuerte y vigoroso.

Esta es la “conversión” a que Dios nos llama en esta Cuaresma. Él nos cuidará con amor y se ocupará de nosotros, para que nos demos cuenta hasta donde necesita de nuestros frutos. Bueno, Él no, sus demás hijos, que son nuestros hermanos, y ante los que hemos de ser responsables. Es la hora de reaccionar, de dejarnos labrar por Él.

LA PALABRA DE DIOS: LUCAS 13, 1-9

“Se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".

PARA COMPRENDER MEJOR LA PALABRA:

CONTEXTO: Jesús aprovecha los comentarios acerca de unos desgraciados, muertos como "subversivos antirromanos", y de las víctimas del derrumbe de la torre de Siloé, para dar una "catequesis", a los que pensaban que, los antirromanos matados por Pilatos, merecieron su castigo, y que los aplastados por el derrumbe de la Torre de Siloé, merecieron el castigo de Dios. A ellos dedica la parábola de la higuera estéril.

EXPLICACIÓN: La higuera representa al pueblo de Israel. Por eso, aquellos que se acercaron a Jesús, vieron que la parábola iba por ellos y entendieron que Jesús les estaba diciendo: Dios os ha dado todo el tiempo del mundo para dar buenos frutos, pero, si no dejáis de ser una higuera estéril, Dios la arrancará para plantarla en otro pueblo. Y, Jesús, les ofreció una esperanza: “yo cavaré y abonaré la higuera”, pero hay que cambiar de manera de pensar, de sentir y de actuar.

Los frutos que Dios espera no es hacer esto o dejar de hacer lo otro, sino hacernos a nosotros mismos, es decir, tomar conciencia de nuestro ser “imagen de Dios”, creados para hacer de nuestra sociedad una hermandad desde la solidaridad y el amor. Si esto no es así es que no estamos dando el fruto que Dios espera de nosotros.

CONCLUSIÓN: Cualquiera podemos ser ese árbol baldío, lleno de hojas, pero completamente inútil. Pero sobre todo, tenemos necesidad de aplicarnos la intercesión del viñador, Jesús, que pide al Padre una nueva oportunidad para nosotros. Tenemos que agradecer que vivamos el tiempo de la paciencia y de la misericordia de Dios.

PARA DIALOGAR EN EL GRUPO O EN LA FAMILIA Y REFLEXIONAR PERSONALMENTE

El Evangelio nos manifiesta la misericordia y la paciencia infinita que Dios tiene con cada una de sus criaturas. “Si Dios está a favor nuestro, ¿qué hemos de temer?”
La parábola de la “higuera” nos abra a la esperanza: “estamos n las manos de Dios y Él nos cuida como el mejor hortelano” y nos marca una responsabilidad: Dar frutos para los demás.

¿Cómo respondemos a la llamada que Jesús nos hace en este Evangelio?
¿Nos ayuda en la vida? ¿Cómo?
¿Fortalece nuestra confianza en Jesús y nuestra paciencia con los demás?
¿Non entregamos a nuestros hermanos y hermanas, compartiendo nuestros bienes espirituales y materiales?


PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Acércate a Jesús. Trata de hacer silencio, para escucharle… Hoy te invita a descubrir como todo lo que ocurre es signo del amor de Dios…
  • Compárate con la higuera de la que habla el Evangelio. Primero, disfruta, porque por muy estéril que sea tu vida, Jesús ha tomado la decisión de cuidarte… Segundo, deja que Jesús te ayude a descubrir tu falta de frutos.
  • Da las gracias a Dios por ser compasivo y misericordioso

Como la higuera estéril, no doy, Señor, los frutos esperados.
Mis manos vacías no presentan el gozo de cosecha de hartura,
pero aguarda, Señor, no agotes tu paciencia.

De nuevo dedícame tu cuidado,
porque una savia nueva ponga nuevo vivir en mi
y al fin los frutos que con justicia esperas,
serán gozo, en mí por habértelos dado, y en Ti, por haberlos recibidos.

No dejes que mis manos permanezcan vacías.
Cuando llegues, Señor, a recoger cosechas, que desborden los frutos
y si acaso no fuesen los que halles tantos como esperas,
sea que por amor a Ti, los he ido dando.

Señor, ten paciencia conmigo, sigue dándome oportunidades de conversión
cada día y cada instante es una oportunidad para dar fruto,
hay días más fructíferos y días más estériles,
pero tu llamada es a dar fruto abundante. Gracias, Jesús.


AYUDANOS, SEÑOR, A DAR LOS FRUTOS QUE TU QUIERES

Señor, queremos vivir y dar frutos;
no queremos ser higuera estéril y engañosa
que no ofrece nada a los que buscan.

Nuestras raíces están al aire y al sol
y solo nos alimentamos de viento,
por eso, producimos nada y mentira,
hojas que no ocultan nuestro vacio.

Vivimos en un mundo con más “fachada” que corazón.
Un mundo vació, forrado de apariencias,
un carnaval eterno.

Solo los árboles plantados en la tierra del Amor,
injertados en la justicia, la paz la y solidaridad, dan frutos.
Por eso, los que comemos el PAN de la Eucaristía
tenemos que dejarnos comer
para parecernos al PAN, que comemos.

Ser para otros, como tu, Jesús: amar hasta dar la vida.
Solo los que sirven a los otros
fructifican y encuentran la verdadera alegría.
Solo los que hacen del otro su hogar
encuentran la casa del Padre.

DOMINGO 8º T. O–C 3 de Marzo 2019

Éxodo 3, 1-8.13-15: “He visto la opresión de pueblo… voy a bajar para liberarlo”
1ª Corintios 10,1-6.10-12: “El que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga”
Lucas 13, 1-9: “Tres años llevo viniendo a buscar fruta a esta higuera, y no lo encuentro”

RECUERDA

  • Viernes, 29 de marzo, a las 17:00 y 18:00: Celebración del perdón para los grupos de postcomunión
  • El domingo, 31 de marzo, a las 13:30Exaltación de la saeta










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