El Pan de la Palabra. Domingo 33 del T.O.B



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO 33 T. O. B - 18 de noviembre- 2018
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Señor, enséñame el arte de amar a mis hermanos, de escuchar sus necesidades y de hacerme cargo de ellas, de ser justo y misericordioso todos los días de mi vida. Líbrame de la desesperación, de ver como normal tanta injusticia y tanta desigualdad, y de todo aquello que me impide vivir en plenitud como auténtico hijo/a de Dios. Enséñame a entender y vivir la buena nueva de la Esperanza, como la mejor fuerza para hacer avanzar tu Reino de amor, de justicia y fraternidad. Amén.

MIS PALABRAS NO PASARÁN

Son muchos los que nunca han cogido en sus manos los evangelios. ¿Es difícil leer el evangelio? ¿Se necesita alguna preparación especial? Lo importante es abrir los evangelios, convencido de que Jesús tiene algo que decir a mi vida. Sus palabras pueden dar un sentido nuevo a todo y cambar la vida. Por eso, lo único que hace falta es tener una actitud de búsqueda. Quien lo sabe ya todo y todo lo tiene claro, nunca aprenderá del Maestro de Nazaret. El evangelio es para quienes andan buscando.

El evangelio hay que leerlo sin prisas, dedicándole tiempo. El encuentro con una persona no se produce mirando al reloj. Se necesita calma y sosiego. No hemos de tener prisa alguna por acabar un pasaje. No se trata de leer un libro para ver lo que dice, sino de escuchar a una persona que puede iluminar mi existencia con luz nueva. La manera más sencilla y práctica es leer despacio un relato, observando qué dice y qué hace Jesús. Sus palabras y su actuación me irán descubriendo cuál es la manera más acertada de vivir ante Dios y ante los demás. Conviene detenerse en cada momento para hacerse preguntas como éstas: ¿Qué me enseña Jesús con esto? ¿Cómo he de entender ahora mi vida? ¿A qué le tengo que dar importancia? En adelante, ¿dónde encontraré fuerzas para vivir?

Me encuentro con frecuencia con personas decepcionadas por ciertas actuaciones de la Iglesia. Cristianos que buscan sinceramente más verdad. Gentes necesitadas de comprensión y de esperanza. Todos ellos se encontrarían en el evangelio con Alguien diferente. Podrían comprobar por experiencia lo que un día proclamó el mismo Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.”

LA PALABRA DE DIOS: MARCOS 13, 24-32

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre”.

Lee también en tu Biblia la historia de Elías y la viuda de Sarepta, Libro de los Reyes 17, 10-16

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: Cuando Marcos escribe su Evangelio, la comunidad está en crisis. El templo ha sido destruido por los romanos y Nerón persigue a los cristianos. No es extraño que la comunidad estuviera abatida y se preguntara, ¿Dónde está el anunciado reino de Dios? Y, en esta situación recordaron la promesa de Jesús de estar con ellos siempre.

EXPLICACIÓN: A veces, estos textos se han interpretado como anuncios del fin del mundo. Pero, también se pueden interpretar como el anuncio del final de este mundo de injusticia y de muerte. Lo que promueven estos evangelios “apocalípticos” no es el miedo ni el temor, sino la esperanza de plenitud de vida que aporta la presencia de Jesucristo en nuestro mundo.

Aquellos cristianos están preocupados porque no saben cuando aparecerá el Reino anunciado por Jesús. Y la respuesta les llega de Jesús, con la parábola de la higuera, “cuando aparecen las tiernas yemas, es que la primavera está cerca”. Los que miran la vida superficialmente sólo ven en ella signos de muerte y desgracias; los que la miran con atención descubren que en ella se esconde una vida nueva vida nueva que brota en pequeños signos de paz, de justicia, de amor… Es la obra del Señor, que invita a mantener la esperanza.

CONCLUSIÓN: Ante lo que ocurre en este momento en nuestra sociedad no cabe ni dormirnos ni desentendernos. Hay que estar alerta, y con responsabilidad. Sólo así podremos vivir su venida, su presencia en los entresijos de la vida cotidiana.

PARA DIALOGAR EN EL GRUPO O EN LA FAMILIA

El Evangelio, muchas veces, nos invita a estar alertas. No se trata de una invitación a prepararnos a bien morir, sino a empeñarnos en hacer la vida más humana para vivir más dignamente todos y todas. Vamos a dialogar de esto:


  • ¿Somos de los que viven “entretenidos en no hacer nada”, o más bien de los que viven ocupados en transformar esta vida para hacerla más humana?

PARA PENSAR PERSONALMENTE

¿Cuál está siendo tu aportación a la construcción de esa humanidad nueva, con la que sueña Dios y los pobres necesitan?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Haz la señal de la cruz, para comenzar este rato de oración. Guarda silencio y prepárate para dialogar con Dios…
  • En la presencia, recuerda algunas de las situaciones que hacen que, para muchos, la vida sea un infierno. ¿Qué sientes? ¿Qué te dicen esas situaciones?
  • Recuerda, también, algunas de esas otras personas de tu Comunidad y de tu barrio que comparten y se ocupan de los demás. ¿Qué significan para ti estos testigos de la esperanza y de la solidaridad? ¿A qué te invitan?
  • Mira a Jesús, te invita a que seas para otros como la higuera que reverse y da frutos. Da gracias por este rato de oración.

Gracias, Señor, Tu palabra que resuena en el Evangelio,
me ayuda a ser realista y fuerte.
No siempre será fácil la vida;
no faltarán las dificultades y tendré que luchar;
no será fácil discernir la verdad;
me va a acechar el miedo
y, tal vez resquebraje mi confianza.
En medio de las dificultades hazme sentir tu presencia
en mi y en el mundo.
Dame la profunda convicción interior
de que aunque pasen el cielo y la tierra
tus palabras no pasarán.
Manteniéndome fiel, y siguiendo tus pasos,
llegaré a la plenitud de la vida
contigo y con los hermanos
en la Casa del Padre.

PADRE DE NUESTRO DESDE LA CRISIS

Padre nuestro, de todos nosotros, hombres y mujeres.
Sabemos que sufres viendo desde el cielo,
que, aquí, en nuestra tierra,
el rico ejerce su imperio sobre el pobre.

Oye nuestras voces, oye nuestro ruego.
Tú estás caminando de nuevo,
con la gente que, por el desierto,
caminan buscando que se haga tu Reino.

Sé tú nuestra fuerza y nuestro aliento.
Que no desfallezca nuestro empeño,
el tuyo y el nuestro,
de hacer un mundo nuevo,
donde lo importante no sea ya el dinero,
con sabor a sangre de gente del pueblo,
sino el ser humano de su dignidad pleno.

Nos están robando ese pan tan nuestro,
diciendo que debemos lo que no debemos.
Son nuestros hijos, tus hijos pequeños,
los que sin comida, sin casa, sin médicos
crecen como árboles carentes de riego,
en tierra agrietada con troncos resecos.

Nosotros queremos perdonar
lo que ellos nos deben;
que ellos perdonen lo que, según dicen,
nosotros debemos.
Líbranos, Señor, de este mal que es soga
que aprieta y que asfixia a todo tu pueblo.

Que todos te santifiquemos siendo solidarios.
Este es nuestro anhelo y también el tuyo.
Amén, Padre nuestro.

DOMINGO 33 T. O. B. 18 de noviembre de 2018

Daniel 12, 1-3: ““Los que duermen, despertarán””.

Hebreos 10, 11-4,18: “Jesús ofreció por los pecados un solo sacrificio”.

Marcos 13, 24-32: “Él está cerca, a la puerta””.

RECUERDA

Sábado, 24 de noviembre: “Despertar”


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