El Pan de la Palabra. CUARESMA DOMINGO V

PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - CUARESMA DOMINGO V - 7 DE ABRIL 2019
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

No sabemos su nombre. Tampoco Tú la conocerías, Jesús, pero no te importó, era una mujer, una hermana, una hija de Dios. Déjame, Jesús, que te diga: Líbrame de la tentación de condenar; que te vea en las personas; que te reconozca en los marginados; que te encuentre en la cárcel de mi corazón, donde abundan los condenados; que les abra las puertas de mi perdón, y salgan fortalecidos con mi amor, que es el tuyo. Amén.

LA REVOLUCIÓN OLVIDADA

Le llevan a Jesús una mujer sorprendida en adulterio. Todos conocen su suerte: será lapidada hasta la muerte, según lo establecido por la ley. Pero nadie habla del adúltero. Como sucede siempre en una sociedad machista, se condena a la mujer y se disculpa al varón. Quieren confrontar a Jesús con la Lay: “La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices?”.

Jesús no soporta la hipocresía social alimentada por la prepotencia de los varones. Aquella sentencia a muerte no viene de Dios. Con sencillez y audacia admirables, introduce al mismo tiempo verdad, justicia y compasión en el juicio a la adúltera: “el que esté sin pecado, que arroje la primera piedra”.

Los acusadores se van retirando avergonzados. Ellos saben que son los más responsables de los adulterios que se cometen en aquella sociedad. Entonces Jesús se dirige a la mujer que acaba de escapar de la ejecución y, con ternura y respeto grande, le dice: “Tampoco yo te condeno”. Luego, la anima a que su perdón se convierta en punto de partida de una vida nueva: “Anda, y en adelante no peques más”. Así es Jesús. No se ha dejado condicionar por ninguna ley ni poder opresivo. En su defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que en nuestras reivindicaciones y condenas resentidas.

Los cristianos no hemos sido capaces todavía de extraer todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente a la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada mayoritariamente por varones, no acertamos a tomar conciencia de todas las injusticias que sigue padeciendo la mujer en todos los ámbitos de la vida. Veinte siglos después, seguimos viviendo en una sociedad donde con frecuencia la mujer no puede moverse libremente sin temer al varón. La violación, el maltrato y la humillación no son algo imaginario. Al contrario, constituyen una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.

LA PALABRA DE DIOS JUAN 8,1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices? Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra. E, inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado? Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús dijo: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: El texto está situado en los alrededores del templo y forma parte del plan de los fariseos y de las autoridades para buscar justificaciones con las que condenar a Jesús.

EXPLICACIÓN: Los fariseos están tendiendo una trampa a Jesús. Si Jesús consentía en apedrearla, perdería su fama de misericordioso y, además, iría contra el poder civil, que desde el año treinta había retirado al Sanedrín la facultad de ejecutar a nadie. Si decía que no, se declaraba abiertamente en contra de la Ley, que lo prescribía expresamente (Lv 20,10; Dt. 22,21).

Y todo ello, con una actitud de absoluto menosprecio por la mujer. Si la sorprendieron en adulterio, ¿dónde estaba el hombre? ¡Jesús no podía estar de acuerdo con esta aberración! ¡No podía considerar como venida de Dios una Ley que consagraba estaba una desigualdad humillante!

Tirar la primera piedra era responsabilizarse de la ejecución. Pero nadie quería hacerse responsable de la muerte de la mujer. Jesús perdona a la mujer, antes de que se lo pida; no exige ninguna condición. No es el arrepentimiento ni la penitencia lo que consigue el perdón, sino que es el descubrimiento del amor incondicional lo que debe llevar a la adúltera al cambio de vida.

APLICACIÓN: Jesús nos invita a no condenar y a comprender a los otros, desde nuestra propia experiencia personal. Antes de arrojar piedras contra nadie, hemos de juzgar nuestro propio pecado. Es así como descubriremos que los demás, como nosotros, más que condena, necesitan ayuda para rehabilitarse; es decir, misericordia.

PARA DIALOGAR EN GRUPO O EN FAMILIA

Después de leer el Evangelio, vamos a dialogar:

¿Qué nos quiere decir Jesús, hoy, a nosotros, en esta última semana de Cuaresma, en la que vamos a celebrar el Sacramento de la Reconciliación?

PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE

¿Me considero una persona sin pecado? ¿Qué actitudes me pide Jesús que tenga? ¿Cómo puedo prepararme para celebrar el Perdón esta semana?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

• Guarda silencio. Recuerda que tú eres morada de Dios. Cae en la cuenta de esta presencia.
• Recuerda los nombres de quienes has juzgado y condenado, porque en algún momento te fallaron…¿Te atreves a pedirles perdón?
• Relee de nuevo el Evangelio. Imagínate a los pies de Jesús y aplícate como dirigidos a ti los gestos y las palabras de Jesús.
• Descubre lo humano de mirar a los demás como Jesús los mira. Termina mostrándole a Jesús tu agradecimiento:

Señor Jesús, tu silencio cala hondo,
nos hace encontrar con nuestra propia historia,
con nuestra realidad y fragilidad
y cuando hablas simplemente dices:
“...Yo tampoco te condeno..”

Gracias, Jesús, tu perdón
y mi perdón me han hecho sentirme libre.
Tú me has devuelto la dignidad perdida,
para que yo la devuelva a todos.

Por eso, hoy, te pido:
Que tu bondad asome en mis ojos,
que tu perdón se ofrezca en mis palabras,
que tu misericordia rebose en mi vida.
Jesús, que quien me mire, te vea
y te descubran como el permanente perdón.

“TENED ENTRE VOSOTROS LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS”

Gracias, Señor, por ofrecerme tu corazón,
por cambiar mi corazón de piedra por tu corazón de carne.

Gracias por sentir como mi nuevo corazón
me hace vivir de otra manera;
me hace mirar a los de siempre, de forma diferente

En el trabajo, en el barrio hay gente que me desagrada,
pero reacciono con actitud diferente.
Hasta con los que amo, soy diferente.

Con mi nuevo corazón, soy capaz de no escurrir el bulto.
Veo, como a veces, mi corazón se deshace en ternura…
y otras en las que sufre de indignación.

Mi nuevo corazón me hace libre,
aunque sigo apegado a muchas cosas,
pero me siento libre para desprenderme de ellas.

Luego me asusto, al ver que esto
me acarrea problemas, pone fin a mi comodidad
y digo cosas que provocan enemistad.

Gracias, Señor, por permitirme experimentar,
lo que significa tener un corazón
que me hace vivir tus mismos sentimientos
y tus mismas actitudes

DOMINGO 5 DE CUARESMA C. 12-13 de Marzo 2016

Isaías 43,16-21: “Apagaré la sed de mi pueblo”
Salmo 125: ¡El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres!
Filipenses 3,8-14: “Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte”
Juan 8,1-11: “En adelante no peques más”

RECUERDA

• Jueves, 11 de abril, a las 19:30: Celebración comunitaria del perdón
• Viernes, 12 de abril, a las 19:00: Viacrucis solemne
• Domingo, 14 de abril: Domingo de Ramos