Viacrucis del Migrante


El Pasado 12 de abril, viernes, se celebró en nuestra Parroquia el Viacrucis del Migrante, preparado por la Delegación Diocesana de Migraciones


Vía crucis del migrante

Delegación de Migración


ORACIÓN INICIAL

V/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén.

Señor Jesucristo, por nosotros aceptaste correr la suerte del grano de trigo que cae en tierra y muere para producir mucho fruto (Jn 12,24). En tu Vía Crucis tú has cargado también con mi cruz, y no lo has hecho en un momento del pasado, porque tu amor es contemporáneo a mi vida. Yo llevo y he llevado a cuestas la cruz de la emigración. Tú la llevas hoy conmigo y por mí, y quieres que ahora también yo, como entonces Simón de Cirene, lleve contigo tu cruz y que, acompañándote, me ponga contigo al servicio de la justicia en el mundo.

Ayúdanos a acompañarte no sólo con nobles pensamientos, ni sólo con afán de denunciar la injusticias de los otros; ayúdanos a recorrer tu camino con los pasos concretos de nuestra vida cotidiana. Ayúdanos a encaminarnos con todo nuestro ser por la senda de la cruz y a seguir siempre tus huellas. Líbranos del temor a la cruz, del miedo a las burlas de los demás.


PRIMERA ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo:

Pilato les preguntó: «¿y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?» Contestaron todos: «¡Que lo crucifiquen!» Pilato insistió: «pues ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban más fuerte: «¡que lo crucifiquen!» Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

MEDITACIÓN

Muchos emigrantes salen de su tierra y de su casa porque han sido condenados a muerte. El hambre, la guerra, la persecución política y religiosa, la certeza de una vida mermada por la pobreza y la miseria… son las condenas a muerte que muchos inmigrantes sienten en su vida. Con la esperanza de una luz al final del camino salen de entre los suyos y buscan una vida nueva. Gobiernos y multinacionales, lavándose las manos como Pilatos, se alían con mafias violentas y dejan desamparados a los pobres del pueblo. ¡Qué acabe, Señor, tanto silencio cómplice, tanta palabrería hipócrita, de quien dice: “solidaridad y justicia”, pero sólo hace lucrativos negocios con la vida de los más indefensos.

ORACIÓN

Señor, has sido condenado a muerte porque la hipocresía y el egoísmo han acallado la voz de la conciencia. ¡Cuántas veces hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra comodidad a luchar por la justicia! Haznos escuchar en los gritos de los más pobres, tu propia voz. Danos también a nosotros de nuevo la gracia de la conversión.

Todos: Padre nuestro...

SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús con la cruz a cuestas

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo 27,27-31:

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!». Terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

MEDITACIÓN

Llegó el día de coger la maleta o la mochila e ir cargando con la cruz de la emigración. Despedida de familiares, algunos de los cuales no se volverán a ver. La primera cruz es la de la ausencia de los seres queridos. Una cruz que nunca nos abandona. Cada día nos acordamos de nuestros padres, de nuestras esposas, de nuestros hijos. Con suerte, esa nostalgia se vuelve remesa de ahorros que enviamos a los nuestros. Nuestra pasión y sufrimiento se convierte en vida para ellos. Tú también, Señor, te sentiste sólo al asirte a la cruz; en soledad se viven los sufrimientos. Iniciabas un camino que sentías largo y duro para darnos la vida a todos.

ORACIÓN

Señor, ayúdanos a reconocerte en tantos marginados y humillados sufrientes.
Danos fuerza para aceptar la cruz, como Tú lo hiciste, sin rechazarla; para no lamentarnos ni dejar que nuestros corazones se abatan ante las dificultades de la vida. Anímanos a recorrer el camino por amor y, aceptando sus exigencias, alcanzar la verdadera alegría.

Todos: Padre nuestro...

TERCERA ESTACIÓN

Jesús cae por primera vez

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del profeta Isaías 53,4-6:

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

MEDITACIÓN

En los países de paso muchos abusan de los migrantes, por nuestra debilidad e indefensión; hasta policías ladrones nos expoliaron y nos quitaron el poco dinero que teníamos, echaron por tierra nuestros sueños…; te quitan la esperanza. Sufrimos muchos malos tratos durante el viaje. Fuimos la imagen del hombre que, bajando de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de los salteadores que lo despojaron dejándolo medio muerto, sangrando al borde del camino. Jesús cae bajo la cruz: «Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos» (Flp 2,6-7. Despojémonos de nuestra autosuficiencia y aprendamos de él a encontrar nuestra verdadera grandeza, dirigiéndonos hacia Dios y los hermanos oprimidos.

ORACIÓN

Señor Jesús, el peso de la cruz te ha hecho caer. El peso de nuestro pecado, el peso de nuestra soberbia y de nuestro egoísmo, te derriba. Pero tu caída no es signo de debilidad, sino de entrega. También nosotros hemos caído. Ayúdanos a renunciar a nuestra soberbia destructiva y, aprendiendo de tu humildad, a levantarnos de nuevo.

Todos: Padre nuestro...

CUARTA ESTACIÓN

Jesús se encuentra con su Madre

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Lucas 2 34-35.51:

Simeón dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Su madre conservaba todo esto en su corazón.

MEDITACIÓN

En el Vía Crucis de Jesús está también María, su Madre. Los discípulos han huido, ella no. Está allí, con el valor, la fidelidad, la bondad de la madre, y con su fe que resiste en la oscuridad. También los migrantes nos encontramos muchas veces con la dulzura y el cariño de la Virgen. Muchas lágrimas recoge su regazo, mucho consuelo derrama con sus manos. Unos la llamamos Guadalupe, otros Auxiliadora, pero todos miramos su imagen y nuestro corazón se llena de consuelo. Muchas personas durante el camino son signos de este consuelo de Madre: las hermanas en Nador, la asociación Elín, los propios compañeros de camino que nos ayudaron y nos confortaron. En los momentos más duros y de más riesgo encontramos la fortaleza y la bondad de Dios rodeándonos.

ORACIÓN

Santa María, Madre del Señor, permaneciste fiel cuando los discípulos huyeron. Al igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble -que serías la madre del Altísimo-, también has creído en el momento de su mayor humillación. Te rogamos que nos enseñes a creer y nos ayudes para que la fe nos impulse a servir y mantenga nuestra esperanza ante las dificultades que nos tocan vivir.

Todos: Padre nuestro...

QUINTA ESTACIÓN

El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo 2732; 16,24:

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz.

MEDITACIÓN

Simón de Cirene se encuentra casualmente con aquella triste comitiva de condenados, un espectáculo quizás habitual para él. Los soldados cargan al robusto campesino con la cruz. Del encuentro involuntario ha brotado la fe. Acompañando a Jesús y compartiendo el peso de la cruz, el Cireneo comprendió que era una gracia poder caminar junto a este Crucificado y socorrerlo.. Jesús, cuyo amor divino es lo único que podía y puede redimir a toda la humanidad, quiere que compartamos su cruz para completar lo que aún falta a sus padecimientos (Col 1,24). Cada vez que nos acercamos con bondad a quien sufre, a quien es perseguido, compartiendo su sufrimiento, ayudamos a llevar la misma cruz de Jesús; y así alcanzamos la salvación y podemos contribuir a la salvación del mundo. Gracias a los cireneos que nos habéis socorrido, a Cáritas, a las Adoratrices, a Villa Teresita, a Salvamento Marítimo y la Cruz Roja… a todos los que nos habéis ayudado a llevar la cruz.

ORACIÓN

Señor, Ayúdanos a socorrer a nuestro prójimo que sufre, aunque esto contraste con nuestros proyectos. Danos la gracia de reconocer como un don el poder compartir la cruz de los otros y experimentar que así caminamos contigo. Y junto al hermano hacerte visible tu Reino en la Tierra.

Todos: Padre nuestro...

SEXTA ESTACIÓN

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado (Isaías 53, 2-3). Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. (Salmos 26 8-9)

MEDITACIÓN

Verónica encarna este anhelo que aúna a todos los creyentes de ver el rostro de Dios. Ella en el Vía Crucis de Jesús presta un servicio de bondad. No se deja contagiar ni por la brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. Es la imagen de la mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene el brío de la bondad, sin permitir que su corazón se oscurezca. «Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios» (Mt 5,8). Inicialmente, Verónica ve solamente un rostro maltratado y marcado por el dolor. Pero el acto de amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios. Los buenos pastores nos hacen ver también el rostro de Jesús en el rostro del inmigrante maltratado. Gracias a pastores como el Papa Francisco o como Monseñor Agrelo el rostro de los inmigrantes llega a nosotros con un grito que se levanta contra la injusticia y la indiferencia inhumana.

ORACIÓN

Danos, Señor, la sensibilidad creyente necesaria para descubrir en el inmigrante maltratado tu rostro sufriente. Danos valentía para mostrar a todos tu cuerpo lleno de heridas por nuestra indiferencia, hipocresía e injusticia. Danos la sencillez y la pureza que nos permiten ver tu presencia en los humillados del mundo. Graba tu rostro en nuestros corazones, para que así podamos encontrarte y mostrar a todos tu imagen.

Todos: Padre nuestro...

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del evangelio de san Lucas 171-2:

Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.

MEDITACIÓN

Se nos parte el alma cada vez que las noticias ponen ante nuestra conciencia y nuestros ojos la realidad de los menores inmigrantes que mueren por frío, por hambre o ahogados en el Mediterráneo. Los pequeños Aylan y Samuel claman desde el cielo a nuestras conciencias para que busquemos un mundo más justo Su sufrimiento muestra a las claras que vivimos una humanidad caída en el egoísmo y las ideologías que provocan y nos hacen ciegos a tantas injusticias. El hombre, que ya no cree en nada y se deja llevar simplemente por la corriente, queriendo olvidar a Dios, se ha terminado por desentenderse hasta de los niños. El Señor lleva este peso y cae, para poder venir a nuestro encuentro; él nos mira para que despierte nuestro corazón; cae para levantarnos.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, has llevado nuestro peso y continúas llevándolo. Es nuestra carga la que te hace caer. Levántanos tú, porque solos no podemos alzarnos del polvo. En lugar de un corazón de piedra, danos de nuevo un corazón de carne, un corazón capaz de ver. Haz que te reconozcamos en el rostro de todos los niños y niñas del mundo, Danos esperanza en medio de toda esta oscuridad, para que seamos portadores de esperanza para el mundo.

Todos: Padre nuestro...

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Lucas 23 28-31:

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Desplomaos sobre nosotros»; y a las colinas: «Sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?

MEDITACIÓN

Las palabras de Jesús a las mujeres de Jerusalén son palabras duras que nos advierten que de nada sirve compadecer con palabras y sentimentalmente los sufrimientos de este mundo, si nuestra vida continúa como siempre. Ante los sufrimientos del Hijo vemos toda la gravedad del pecado. No se puede seguir trivializando el mal al contemplar la imagen del Señor que sufre. No se puede seguir mirando el sufrimiento de los inmigrantes sin convertir nuestra vida. También a nosotros él nos dice: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros... porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?».

ORACIÓN

Señor, nos llamas a salir de la trivialización del mal con la que nos tranquilizamos para poder así continuar nuestra vida de siempre. Haz que no nos limitemos a caminar junto a ti, ofreciéndote sólo palabras de compasión. Haz que busquemos caminos de solidaridad real con los inmigrantes, que encontremos políticas justas que humanicen nuestro mundo, Conviértenos y danos una vida nueva; no permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, sino que lleguemos a ser sarmientos vivos en ti.

Todos: Padre nuestro...

NOVENA ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del libro de las Lamentaciones 5 9-15:

A riesgo de la vida logramos nuestro pan, afrontando la espada del desierto. Nuestra piel abrasa como un horno, a causa del ardor del hambre. Han violado a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá. La faz de los ancianos no ha sido respetada. Han arrastrado la muela los muchachos, bajo la leña se han doblado los niños. Ha cesado la alegría de nuestro corazón, se ha trocado en duelo nuestra danza.

MEDITACIÓN

Ante la situación de la mujer inmigrante vemos, de nuevo, nuestra humanidad caída, maltratadas, violadas, esclavizadas, asesinadas… No son ellas las que pierden su dignidad de hijas de Dios, son quienes abusan de ellas los que no respetan su propia dignidad. Ellas nos muestran la capacidad de la persona de levantarse de nuevo; por más grande que sea la cruz impuesta siguen caminando buscando la promesa de una tierra nueva. Jesús cayó por tercera vez, se levanta de nuevo y nos da esperanza de que también nosotros podemos levantarnos siempre y mirar el nuevo amanecer.

ORACIÓN

Señor, muchas veces nos ha faltado una mirada sincera y compasiva ante las mujeres víctimas de la trata; hemos pasado de largo creyéndonos más dignos que ellas. Cuántos bautizados han colaborado con su esclavitud y su tortura… Ten piedad de tus hijos e hijas. Tú has caído, pero te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Sálvanos y santifícanos a todos.

Todos: Padre nuestro...

DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según San Mateo 27 33-36:

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo.

MEDITACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras. El vestido confiere al hombre una posición social; indica su lugar en la sociedad, le hace ser alguien. Ser desnudado en público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado, despreciado por todos. Leyes de extranjería, cárceles para inocentes, campos de refugiados, expulsiones en caliente, exigencias inhumanas…; cuántas formas se han inventado para desnudar de su dignidad al inmigrante. Muchas veces nos hemos sentido así, desnudos de dignidad y derechos, a la voluntad de quien tenía poder sobre nosotros… el poder de un arma, el poder de firmar un papel que nos devuelve a la guerra, al hambre, a la muerte.

ORACIÓN

Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra, expulsado de la sociedad. Te has cargado con la deshonra de los pobres y de los inmigrantes, sanándolos. Te has cargado con los sufrimientos y necesidades de los pobres, de los excluidos del mundo. Pero es exactamente así como cumples la palabra de los profetas. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo.

Todos: Padre nuestro...

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es clavado en la cruz

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo 27 37-42:

Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos».

MEDITACIÓN

En la crucifixión todo nos parece terriblemente cruel e inhumano; pero, también la gente normal sigue clavando en la cruz a los inmigrantes. Se hace de muchas maneras. Se sigue clavando en la cruz a Jesús cuando miramos o actuamos con prejuicios ante los inmigrantes. A veces los hacemos sentirse como el Siervo sufriente de Yahvé: «Yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo» (Sal 21,27); «como uno ante quien se oculta el rostro... » (Is 53,3). Pero con todo, eran nuestros sufrimientos los que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba. Detengámonos ante la imagen de dolor del Hijo de Dios sufriente.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, te has dejado clavar en la cruz, aceptando la terrible crueldad de este dolor, la destrucción de tu cuerpo y de tu dignidad. Te has dejado clavar, has sufrido sin evasivas. Ayúdanos a no renegar ante lo que debemos hacer y denunciar ante las injusticias. A unirnos estrechamente a ti. A desenmascarar la falsa libertad que nos quiere alejar de tu rostro.

Todos: Padre nuestro...

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según San Mateo 27 45-50.54:

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: «Elí, Elí lamá sabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; enseguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios».

MEDITACIÓN EN SILENCIO


ORACIÓN

Señor Jesucristo, en la hora de tu muerte se oscureció el sol, estás siendo clavado en la cruz. Precisamente en este momento histórico vivimos en la oscuridad de Dios. Por el gran sufrimiento, y por la maldad de los hombres, el rostro de Dios, tu rostro, aparece irreconocible. Pero en la cruz te has hecho reconocer. Porque eres el que sufre y el que ama, eres el que ha sido ensalzado. Precisamente desde allí has triunfado. En esta hora de oscuridad y turbación, ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en ti y a seguirte en el momento de las tinieblas. Muéstrate de nuevo al mundo en esta hora. Haz que se manifiestes como el Dios de la vida

Todos: Padre nuestro...

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo 27 54-55:

El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle.

MEDITACIÓN

Jesús está muerto; de su corazón traspasado por la lanza del soldado mana sangre y agua: Al pie de la cruz estaba María, su madre, la hermana de su madre, María Magdalena y el discípulo que él amaba. Llegan también un hombre rico, José de Arimatea y Nicodemo, miembro del Sanedrín, al que Jesús había anunciado el misterio del renacer por el agua y el Espíritu. En la hora del gran luto, de la gran oscuridad y de la desesperación, surge misteriosamente la luz de la esperanza. La Iglesia de Jesucristo, su nueva familia, comienza a formarse con la dignidad de hijos de Dios.

ORACIÓN

Señor, tu cuerpo es recibido por manos amigas y envuelto en una sábana limpia (cf. Mt 27,59). Ayúdanos a no dejarte solo. Danos una fidelidad que resista en los momentos difíciles y un amor que te acoja en el momento de tu necesidad más extrema, como tu Madre, Ayúdanos a acoger a los inmigrantes que sufren en su dignidad de hijos, ayúdanos a seguir luchando contra todo lo que los priva de sus derechos, de su integridad, de su futuro de vida.

Todos: Padre nuestro...

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es puesto en el sepulcro

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Mateo 27 59-61:

José, tomando el cuerpo de Jesús lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.

MEDITACIÓN

En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la palabra de Jesús: «En verdad, en verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12,24). Jesús es el grano de trigo que muere. ¡Qué fecunda es para nuestra Iglesia, nuestra fe sufrida y probada en el viacrucis de la inmigración! ¡Cuánta falta nos hace vuestra oración y vuestro compromiso, vuestra denuncia y vuestro perdón!

ORACIÓN

Señor Jesucristo, al igual que el grano de trigo se alza de la tierra como retoño y espiga, así tampoco tú podías permanecer en el sepulcro: el sepulcro está vacío porque el Padre no dejó que tu carne conociera la corrupción (Hch 2,31; Sal 15,10). No, tú no has conocido la corrupción, has resucitado. Haz que podamos alegrarnos de esta esperanza y ser testigos de tu resurrección.







Viacrucis del Migrante Viacrucis del Migrante Reviewed by Parroquia de la Salud on abril 16, 2019 Rating: 5

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