El Pan de la Palabra. Domingo 29 del T.O.B




PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO 29 T. O. B - 21 OCTUBRE 2018
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Jesús, Amigo y Maestro, enséñame a mirar la vida como Tú, a aprender que la vida es un regalo del Padre para los demás; a valorar el tiempo como una posibilidad de servir, por amor, como Tú. Enséñame a sentir como Tú; a comprender que, estar por encima de los demás, es una apariencia hueca. Hazme ver la dicha que brota de los pequeños servicios cotidianos en la familia, en el barrio, en la comunidad, en el trabajo, ser servidor de mis hermanos y poner a disposición de todos los dones que Tú me has dado. Amén.

AUNQUE DÉBILES… ¡QUÉ GRANDE SON!

Hay personas en nuestros barrios cuyos nombres nunca saldrán en la tele ni su rostro en las revistas. Son personas a las que nadie les llamará “don” o doña”. No tienen título universitario ni cuenta corriente… Pero tienen algo que no se puede comprar con dinero: Bondad, carriño, capacidad para servir, ¡sin interés!, al vecino y de ayudar al enfermo necesitado. Personas trabajadoras y sencillas que solo saben “echar una mano”; no conocen el orgullo, ni tienen grandes pretensiones de bienestar. Siempre se les encuentra cuando se necesita una palabra de ánimo y una mano tendida. No lideran nada ni dan discursos, pero están allí donde se defiende el bien de sus vecinos, la limpieza del barrio, la escuela de los niños, el trabajo para todos y el derecho de todos a vivir con dignidad. Se trata de padres que disfrutan de la vida jugando con sus hijos y de madres que no tienen precio y llenan la casa de calor y alegría.
Esta gente hace el mundo más habitable y la vida más humana, más digna, compasiva y justa. De ellos dice Jesús que son “grandes” porque viven para los demás. Esta gente ni se lo creen ni lo saben, pero llenan nuestras calles de la energía más revolucionaria: El servicio por amor. A su alrededor no crecen cardos de “competencia y rivalidad”, sino amapolas de amistad; no se cultivan ortigas de “hipocresía de poder” sino claveles de “confianza e igualdad”… En su pequeño mundo, tantas veces sembrado por los cactus espinosos de la “injusticia”, tratan de combatirlos y sustituirlos por la mejor de las plantas, la Justicia.
Posiblemente nadie les agradezca nunca nada. Pero estos hombres y mujeres son muy grandes, porque verdaderamente son muy humanos. Ellos, a lo mejor sin saberlo, son los mejores seguidores de Jesús.

LA PALABRA DE DIOS: MARCOS 10, 35-45

“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir. Les preguntó: ¿Qué queréis que haga por vosotros? Contestaron: Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús replicó: No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar? Contestaron: Lo somos. Jesús les dijo: El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.

PARA COMPRENDER MEJOR LA PALABRA:

CONTEXTO: El texto evangélico de este domingo, viene inmediatamente después del tercer anuncio de la Pasión, revelada por el mismo Jesús. Para confiar a los suyos lo que le espera en Jerusalén, llama aparte a los Doce y les anuncia con detalles la pasión, muerte, resurrección que vivirá en Jerusalén. Y acto seguido, los hijos de Zebedeo, que no han entendido nada, le dicen a Jesús que haga lo que ellos le van a pedir.

EXPLICACIÓN: Tanto en este pasaje, como en el de Mateo 20, en el que la petición la hace la madre de ambos, destaca la comprensión de Jesús. No les echa en cara la indiferencia ante el anuncio de algo que tenía que afectarles profundamente. Con ternura, les pregunta: Qué queréis que haga por vosotros. Y escuchada la petición, como con pena, Jesús les dice: No sabéis lo que pedís. Y, Jesús, intenta hacerles comprender que lo que les debe importar no es el tener poder, sino compartir su destino, lo que le espera en Jerusalén. Para ello, Jesús utiliza dos imágenes: beber el cáliz y ser bautizados con el bautismo. Las dos evocan una perspectiva de sufrimiento y muerte. Y, los discípulos parece, ahora sí, que han entendido, y se declaran decididos a compartir plenamente el destino de su Señor. Pero la petición en sí ha producido un efecto pernicioso: la indignación de los demás discípulos Jesús los reúne y les explica el por qué de todo esto: Él ha venido a servir y a dar la vida. Y este modo de ser ha de marcar la vida de la Comunidad.

CONCLUSIÓN: Por algunas manifestaciones, hoy también hay cristianos, de clériman o de corbata, que siguen pensando, como los hijos de Zebedeo, que la Iglesia lo que necesita es un nuevo Constantino que le toda clase de privilegios y de poderes. No cabe duda que todos estos están a años luz del Evangelio. Porque el evangelio lo que nos dice, por activa y por pasiva, es que el cristiano es un ser para los demás. Si no entendemos esto, no hemos comprendido el “abc” del cristianismo. Somos cristianos en la medida que nos damos a los demás y compartimos, hombro con hombro, las cruces de la humanidad.

PARA DIALOGAR EN EL GRUPO O EN LA FAMILIA

Ciertamente, las personas necesitamos satisfacer nuestras necesidades materiales, culturales y espirituales. Pero la cultura actual nos hace buscar su satisfacción individualmente y por el método de tener, poder y consumir individualmente también. Sin embargo Jesucristo nos invita satisfacer esas necesidades comunitariamente y por medio de compartir, servir y realizarnos personalmente. De estas dos maneras de satisfacer nuestras necesidades:

  • ¿Cuál es la que sigue generalmente la gente?
  • Y nosotros, ¿cuál seguimos?

PARA PENSAR PERSONALMENTE

¿Cómo me siento afectado por una sociedad en la que se valora ante todo la imagen, el prestigio, el ser una persona "exitosa", "bien colocada", con dinero y con poder...?

PARA LA ORACIÓN PERSONAL Y/O EN FAMILIA


  • Una vez más, Jesús quiere encontrarse contigo en tu camino de vida. Hazle un hueco en tu tiempo y en corazón, déjate que se te acerque… Haz un momento de silencio.
  • Recuerda que Jesús sigue invitándote a no ser como los mandamases del mundo, que tiranizan, abusan y oprimen, sino a ser como es él mismo: servidor de los demás y buscador de vida para todos y todas, aunque sea a costa de sí mismo. No tengas problemas en reconocer que vivir así no es fácil, sino imposible, si no contamos con él. Pídele su ayuda y su gracia para serle fiel
  • Termina dándoles las gracias a Jesucristo, porque sigue llamándote a unirte a él en la entrega de tu vida a los demás. Puedes hacerlo con esta oración:
  • racias a Dios por este rato, con estas u otras palabras:

Señor, tu me has mostrado con tu ejemplo,
que es posible vivir para los demás.
Tu vida es un espejo donde mirarme
y descubrir lo que me queda por entregar.
Ayúdame a tener tus mismos sentimientos,
preocupaciones y opciones.
Haz que, como verdadero servidor,
atienda las necesidades y esperanzas de los otros.

Gracias Señor, porque tú no viniste a ser servido sino a servir.
Gracias por decirme que “de tal palo tal astilla”;
que quieres que unidos a ti,
inauguremos una nueva vida,
no las de egoísmo, sino la de la generosidad,
porque “el que no vive para servir, no sirve para vivir”.


GASTAR LA VIDA

Tú, Señor, dijiste:
“Quien quiera guardar su vida, la perderá;
y quien la gaste y dé por mí, la recobrará”.

A pesar de todo, tenemos miedo
a gastar la vida y entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación, nos lleva al egoísmo,
y nos atormenta cuando hemos de jugarnos la vida.
Pagamos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y, además de todo eso, está la cobardía.

Señor, nos da miedo gastar la vida.
Sin embargo, Tú nos diste la vida para gastarla.
No podemos reservárnosla en un estéril egoísmo.

Gastar la vida es trabajar por los demás,
aunque no nos paguen;
hacer un favor a quien nada puede darnos a cambio;
es arriesgarse incluso al inevitable fracaso,
sin falsas prudencias;
es quemar las naves en bien del prójimo.

Somos antorchas,
y sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace eludir el sacrificio y buscar seguridad.

Gastar la vida no es algo que se haga
con gestos extravagantes y falsa teatralidad.
La vida se entrega sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la fuente,
como la madre que da el pecho a su hijito,
como el sudor humilde del trabajador.

Enséñanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque ahí están tu gracia y tu presencia,
y no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se pierde en la niebla,
sin embargo, queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperándonos en la noche
con mil ojos humanos que nos deshacen en lagrimas. (Luís Espinal)

DOMINGO 29 T. O. B - 21 de octubre 2018

Isaías 53, 10-11: “Jesús, por su entrega, liberará a muchos”.

Hebreos 4, 14-16: “Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia”.

Marcos 10, 35-45: “El que quiera ser grande, quesea servidor”.

RECUERDA

Jueves, 25, a las 8 de la tarde, Oración Comunitaria del jueves
Sábado, 27, a las 10h. 30: Catequesis “Despertar”.

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