El Pan de la Palabra. Domingo 31 del T.O.B



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO 31 T. O. B - 4 de noviembre- 2018
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Señor Jesús, Amor inmenso del Padre, danos un espíritu nuevo que nos llene del Amor de Dios para servir a los hermanos más débiles y necesitados. Haz que nuestro servicio esté marcado por la caridad y la misericordia, el trabajo por la justicia, la promoción de la dignidad de la persona y la entrega a los pobres; y excluidos de este mundo. Que siguiendo tus pasos, con obras y palabras, seamos para ellos transparencia de tu amor Amén.

DIOS ES CAPAZ DE ENAMORARNOS

Siempre se ha dicho que no debemos encerrar a Dios en nuestras palabras e imágenes. Porque Dios es mayor y distinto de lo que nosotros podamos imaginar, pensar y decir, y, porque todo lo que podamos decir de Dios está contaminado de los criterios de la cultura en que vivimos. Así, en una sociedad patriarcal, monárquica y jerarquizada, sale con toda naturalidad llamar a Dios “Soberano”, “Juez”, “Señor”, “Omnipotente” o “Rey”. A mucha gente, hoy, estos nombres no les atrae, no les fascina, más aún, crea indiferencia. No pocos creyentes, se preguntan: ¿Lo que está hoy en crisis es la fe en el misterio de Dios o lo que se supone que esos nombres significan?

¿Es que no hay otros nombres que apunten más a la imagen del DIOS-AMOR que nos transmite Jesús? Esto es: Un Dios amigo de la vida, Padre-Madre de todos y de todas, que quiere a cada una de sus criaturas. Un Dios que libera de miedos y quiere ya, desde ahora, la paz y la felicidad para hombres y mujeres. Un Dios grande que no cabe en ninguna religión ni iglesia, pero que sufre donde sufren sus criaturas, y que, lejos de provocar la angustia ante la muerte, estará abrazando a cada persona mientras agoniza rescatándola para la vida plena.

Este es el Dios anunciado por Jesucristo. Un Dios que no busca ser servido por los hombres, sino servirlos; que ama a buenos y malos, y hace salir el sol para todos. Ante este Dios, que enamora, resuenan de forma muy distinta las palabras de Jesús: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser».

LA PALABRA DE DIOS: MARCOS 12, 28-34



“Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: El primero es: Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que éstos. El escriba replicó: Muy la misma importancia, porque eran mandatos de Dios y había que cumplirlos solo por eso. Para otros el mandamiento más importante era el cumplimiento del Sábado. Para otros el amor a Dios era lo primero.”


PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: Este diálogo se produce en Jerusalén, donde Jesús lleva ya unos días. Ha expulsando a los mercaderes del templo y ha discutido con sacerdotes y fariseos. El letrado que se acerca hoy, no demuestra ninguna agresividad, sino interés por conocer su opinión sobre una cuestión muy debatida: ¿Qué mandamiento es el más importante? Para algunos maestros, todos eran igualmente importantes, para otros, lo era el sábado y para otros lo era el amor a Dios.

EXPLICACIÓN: Jesús responde recordando lo que dice el Deuteronomio (6,4-5) “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”, pero uniéndolo, y dándole la misma importancia, con lo que dice el Levítico (19, 18): “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús, al unir los dos mandamientos, suprime el legalismo y proclama con claridad que el Amor a Dios y al prójimo es el centro en torno al cual gira todo. Jesús, de esta manera, está poniendo el centro de toda religiosidad en la unión de Dios - prójimo, y fe – justicia.

Jesús sabe que, pese a lo que dice la Escritura, para la mayoría de los judíos el prójimo era el de su misma sangre y, a lo más, el vecino del pueblo, y que, en la práctica, uno podía decir: “Amo a Dios y desprecio a los forasteros y extranjeros”.

Esto es lo que llevó a Jesús a proclamar: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). Jesús no dice que ames al prójimo como a ti mismo, sino que ames a los demás como él te ha amado a ti. Dios no es solo un ser al que puedo amar, sino el AMOR con el que debo amar.

CONCRECCIÓN: No hay que comerse el coco tratando de averiguar si amo o no a Dios. Lo que hay que revisar es si de verdad me entrego a los demás. Solo eso cuenta a la hora de la verdad. El amor que no se manifiesta en obras y actitudes concretas con los otros, especialmente con los pobres, es una falacia. Ya lo decía Juan en su primera carta: “Si alguno dice que ama a Dios y no ama a su prójimo, es un embustero y la verdad no está en él”(1Jn 4,20).

PARA DIALOGAR EN EL GRUPO O EN LA FAMILIA

La base primordial de la espiritualidad de Jesús, la que permite vivir en sintonía el amor a Dios y a los hermanos, se concreta en la pasión por el Reino de Dios, es decir por ir realizando en nuestra familia, entre los amigos, en el barrio…, una convivencia solidaria al servicio de los más débiles. Dialoguemos sobre esta cuestión:

¿Es esta la base de nuestra espiritualidad?

PARA PENSAR PERSONALMENTE

Jesús, invita al maestro de la Ley a escuchar la Palabra de Dios. También te invita a ti.

¿Qué valor doy a la Palabra de Dios que escucho frecuentemente? ¿Me impulsa de verdad a obedecer, a cambiar mis actitudes?

PARA ORAR LA PALABRA

  • En la presencia del Señor, puedes dedicar un momento a revisar tu vida cristiana: ¿Qué lugar ocupa en tu vida cotidiana, el amor a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas?
  • Jesús te ha insertado en la dinámica de su amor y estamos llamados a vivir amando. Piensa un momento, ¿amo a los demás con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas o hay alguna norma por encima de esta?
  • ¿Qué me lleva a hacer el texto? No termines sin dar las gracias al Señor por este rato de oración.

Señor Gracias por tu Palabra.
Gracias por mandarme hacer lo único que no se puede mandar: amar.
Gracias Señor por recordarme que, sobre todo, hay que amar al prójimo. Y también
amarse a uno mismo, con la medida que Tú nos amas y valoras.
Dame la Gracia de saber encontrar en mi vida esos rincones donde no permito que
llegue tu Reino ni abro a mi prójimo. Esos lugares ocupados por ídolos o mi “yo”.
Señor que haga del amor la base de mi vida y, con él, la capacidad de perdonar y de
buscar la justicia.
Que siempre sea justo y siempre sea amoroso contigo y con los demás.
Dame la gracia de reconocerte a Ti, como el único Dios verdadero y de poder verte y
amarte en cualquier prójimo.

AMARTE, AMANDONOS

Si me olvido del amor y de la justicia,
me separo de Ti, Dios mío,
y todo lo que haga, aunque te lo ofrezca,
no puede agradarte.
Mi culto es paja e idolatría

Si me olvido de tu mandato,
de amarte con todo mi ser y fuerzas
y de amar al prójimo de igual manera,
¿de qué me sirven mis saberes,
títulos y creencias?

Si me olvido de tus tiernas preferencias,
¿de qué me sirve lo demás?,
¿dónde pongo mi centro, eje y meta?
Me pierdo sin remedio.
Soy persona hueca y vacía.

Aunque me haga a holocaustos y sacrificios,
penitencias, rezos y obediencias,
no estaré más cerca de tu casa solariega.
Sólo tu mandato de amarte y amarnos
es senda clara y segura.

Para creer en Ti
necesito creer en el amor y la justicia,
en tus tiernas preferencias.
Y vale mucho más creer en estas cosas
que pronunciar o adorar tu nombre con osadía.

Fuera del amor y de la justicia,
de tus tiernas preferencias,
es imposible que yo, con mi historia,
aunque te llame Padre y me considere hijo,
pueda llegar a tu casa solariega..

¡Llévame por tus sendas y caminos
aunque me haga el torpe,
me despiste o me resista!
                                                       F. Ulibarri

DOMINGO 31 T. O. B. 4 de noviembre de 2018

Deuteronomio 6, 2-9: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón”.

Salmo 17: “Tú eres mi fortaleza”.

Hebreos 7, 23-28: “Jesús intercede por nosotros”.

Marcos 12, 28-34: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”.

RECUERDA

El jueves, 8 de noviembre: “Jueves de oración” a las 20:00
El próximo sábado, día 10 de noviembre: tendremos el primer día de Formación comunitaria del curso pastoral. Se empieza a las 10:00



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