El Pan de la Palabra. DOMINGO II DE PASCUA



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO II DE PASCUA, C – 28 DE ABRIL 2019
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Jesús, tras la resurrección, enviaste a tus discípulos a continuar tu obra, como el Padre te había enviado a ti. Y para que su misión, que también es la nuestra, fuera fecunda y eficaz, nos regalas tu mismo Espíritu. Derrama hoy, Señor, tu Espíritu sobre nosotros para que nos conduzca a la Vida plena, esa Vida que eres Tú.

NO TE QUEDES AL MARGEN. ¡RESUCITA TÚ TAMBIÉN!

El pasado domingo, inauguramos un tiempo en el que, los cristianos, celebramos la Resurrección de Jesús, motivo de esperanza y de alegría. Pero no podemos ser ingenuos. Los tiempos son malos, para una inmensa mayoría, los de de siempre: los empobrecidos. Pero si nos adentramos en el hecho del mal, de la muerte y de la injusticia sistemática que degradan a la humanidad, la pregunta nos asalta: Ante esta realidad ¿qué significa la Resurrección de Jesús?

La resurrección de Jesús significa una Buena Noticia, porque: Primero: La muerte ya ha sido vencida. Hasta el punto de que podemos decir: “No vivimos para morir, sino que morimos para resucitar”. Segundo: Dios al resucitar a Jesús, denuncia la acción criminal e injusta de los humanos que hacen sufrir a otros seres humanos y anuncia el camino para afrontar esa situación deshumanizante: Luchar desde el amor y la esperanza contra todo lo que degrada al hombre. “Dios ya ha tomado partido por las víctimas en contra de sus verdugos”.

La resurrección de Jesús nos abre la puerta a la esperanza. Si Jesús ha resucitado es que en el mundo ya germina, como buena semilla, el Reino de Dios, como una realidad llamada a liberarse de la pobreza, de la injusticia, del dolor, de la muerte y de la deshumanización, y, así, poder gozar de su plena realización.

Por eso es cada vez más necesario trabajar por la Vida frente a la guerra, pero también frente a la pobreza, a la marginación, a la exclusión, a la injusticia, a la miseria, a la soledad, al desempleo, la violencia de género, al egoísmo, a nuestra propia mediocridad y nuestro propio pecado. Si crees en Jesús, ¡no puedes quedarte al margen de este trabajo. Así, resucitarás tú también.

LA PALABRA DE DIOS: JUAN 20,19-31

“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: Este texto se escribió 70 años después de los hechos que se narran y quiere presentar la experiencia de los discípulos de Jesús ante la resurrección de Jesús. Ya no lo ven con los ojos de la cara sino con los ojos de la fe. Con la palabra “resurrección” no se refieren a la vivificación de un cadáver, sino a la experiencia vital de que Jesús está vivo y les hace vivir de una manera nueva.

EXPLICACIÓN: Para este tiempo, ya los seguidores de Jesús tienen establecida su reunión semanal para celebrar que Jesús vive en ellos. Pero, por miedo, lo hacen clandestinamente. En una sociedad que les persigue, sienten que Jesús está “en medio de ellos”, como Él mismo había anunciado: “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Él es para la comunicad fuente de vida y fuerza de unidad. No se trata de una experiencia buscada; es el Espíritu del Resucitado el que la provoca.

Todavía hay algunos antiguos discípulos que dudan, porque, como Tomás, no se han incorporado a la Comunidad. Cuando se incorporan, experimentan la Amistad viva de Jesús vivo. Por eso, Tomás exclama: “Señor mío y Dios mío”. La comunidad hace posible la experiencia de Jesús vivo, resucitado.

APLICACIÓN: Este evangelio es una invitación a sentirnos Iglesia pecadora y santa, como miembros vivos de ella, con nuestras cobardías y huidas, pero acogidos en la Eucaristía, donde Jesús sigue transmitiéndonos su Espíritu, su paz y el perdón de los pecados. También a nosotros, Jesús nos repite: “¡Paz a vosotros! Recibid el Espíritu Santo. Como el Padre me ha enviado a mí, así también os envío yo”.

PARA DIALOGAR EN GRUPO O EN FAMILIA

Aquellas primeras comunidades cristianas, a pesar del miedo y de la duda, experimentaron una Fuerza que les llevó a testimoniar al Resucitado ante sus vecinos, hasta llegar a nosotros…

Al vista de este Evangelio: ¿Qué les falta a nuestras Comunidades que están tan pasivas ante los problemas de nuestra sociedad y son tan poca atractivas?

PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE

En el Evangelio, dice Jesús: “Felices los que crean….”

¿Vives tu fe en el resucitado con alegría y esperanza? ¿Lo contagias en tu ambiente?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Prepárate para dialogar amistosamente con el Señor Resucitado. Eso es orar. Guarda silencio y tomate tiempo, para sentir su presencia…
  • Habla con Jesús de tus preocupaciones, de tus miedos, de tus dudas… Oye como machaconamente Jesús te dice: “Paz. Recibe mi Espíritu Santo”… Él no quiere verte rumiando antiguos fracasos; no le gusta verte sembrando desalientos.
  • Disfruta oyendo lo que Jesús te dice: “Como el Padre me ha enviado a mí así te envío yo…” Atrévete a ser testigo de Jesús para las personas con las que vives y trabajas.. Termina dando las gracias a Dios.

Gracias, Señor, porque tu Resurrección nos resucita.

Gracias por hacer nueva nuestra vida en la familia, con los amigos, en el trabajo, en todas partes.

Gracias, por iluminarnos con la luz de tu Resurrección, para verte en todas las situaciones de nuestra vida y hacerte presente entre nuestros hermanos y hermanas

Gracias por enviarnos a ser testigos de tu proyecto de vida nueva para todos


“EL DÍA PRIMERO DE LA SEMANA”

Hoy quiero darte gracias, Señor, por el domingo,
por todos los domingos,
por esos cincuenta y dos días de cada año.

Desde tu resurrección, el domingo sigue siendo el día
en que te pones en medio de nosotros,
nos das tu paz, nos enseñas las manos y el costado,
nos llena de alegría, nos envías como el Padre te envió,
nos das tu Espíritu, para vivir toda la semana en tu nombre.

Es verdad que a veces no me entero,
obsesionado por mis problemas.
Pero muchas otras veces siento como tu alegría me inunda
y me considero enviado a liberar y fortalecido para la lucha.
Gracias, Señor y Dios mío, por esta experiencia.

Los que no participan, no comprenden
que tengamos tanto amor al domingo;
piensan que es una rutina o una pérdida de tiempo,
o una manía absurda como todas las manías,
o una alucinación como pensaba el apóstol Tomás.

“No podemos vivir sin el domingo”,
decían los cristianos del comienzo.
Y, gracias a ti, Señor Jesús, hoy sigue siendo verdad:
“no podemos vivir sin el domingo”,
sin el Día del Señor, sin tu presencia viva y joven,
que da sentido a nuestra vida.

DOMINGO 2 DE PASCUA 28 de Abril de 2019

Hch 5,12-16: “Crecía el número de los creyentes que se adherían al Señor”
Salmo 117: “Dad gracias al Señor por su misericordia”
Ap 1,9-13.17-19: “Estaba muerto y, ya ves, vivo”
Jn 20,19-31: “A los ocho días, llegó Jesús”

RECUERDA

  • 1 de mayo, miércoles: Día del Trabajo. La eucaristía será a las 19:30







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