El Pan de la Palabra. DOMINGO VI DE PASCUA



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO VI DE PASCUA, C – 26 DE MAYO 2019
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Jesús, quiero escuchar tu voz. Que tu palabra ilumine mi vida, que tu palabra me comprometa y me haga vivir en tu presencia, que te conozca y conozca de primera mano tu Evangelio. Ayúdame a acogerlo en mi vida y ponerlo por obra. Amén.

DIOS HABITA EN NUSTROS BARRIOS

Pero, ¿es que nuestros barrios pueden ser lugar para que Dios habite en ellos? Seguramente no serán muy de su gusto, como no lo es tampoco para muchos de los que los habitamos, pero ahí está la promesa de Jesús: “yo…, sigo a vuestro lado y Dios mora en vosotros”.

Dios ha querido estar en las personas, hombres y mujeres, en medio de sus luchas, disputas, tensiones, cansancios, esperanzas y fracasos. Por eso, para encontrarse con él, no es absolutamente necesario retirarse al campo o al silencio del monasterio.

En nuestros barrios, podemos encontrarnos con Dios en los destellos de bondad de tantos vecinos y vecinas, en el rostro cansado y en la insatisfacción de tanta gente; en la madre que, con una pensión de hambre, hace lo que no hacen los ministros de economía, dar de comer a los suyos, sencillamente porque cree que “donde comen dos, comen tres” y confía en que “hoy por ti, mañana por mí”.

También en nuestros barrios se pueden encontrar momento para orar, tras la manifestación contra la impunidad y el abandono, en la concentración para impedir el desahucio o en el autobús, cuando, por la mañana, te diriges al trabajo, acompañado de vecinos y vecinas que en su cara llevan impresa la precariedad de sus contratos…

También desde las calles de nuestros barrios y desde las ventanas de nuestros pisos “sociales”, podemos invocar a Dios y presentarle las angustias, las penas, las luchas y los gozos de nuestros vecinos y vecinas. Al fin y al cabo, para ellos y en ellos se nos ha quedado Jesucristo.

LA PALABRA DE DIOS: JUAN 14, 23-29

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: Me voy y vuelvo a vuestro lado. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo”.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: En el mismo ambiente de despedida del domingo pasado, Jesús anuncia una nueva presencia de Dios en cada uno, en la Comunidad Cristiana y en el mundo. Hasta ahora Dios se ha servido del templo o de la ley, desde ahora, Dios se hace presente, viviendo en nosotros.

EXPLICACIÓN: Esta nueva presencia de Dios en nosotros, nos introduce en su misma vida y en su dinámica de amor. Dios no quiere que el ser humano, hombre y mujer, sea para él, sino que sea como él. Dios no es nuestro rival, no nos anula, sino que nos potencia. Su gloria es que el hombre viva. Por eso la mejor manera de alabar a Dios es que todos crezcamos como personas.

En esto consiste la preciosa aventura de ser cristiano, no en instalarse en normas, dogmas y tradiciones, sino en dejarse llevar por el Espíritu para vivir, cada día, la novedad de Dios, la novedad de servir a los demás en la cotidianidad de la vida.

Juan llama al Espíritu, “Defensor”, “Asistente”, “Ayudante” y, sobre todo, “Animador” de la vida verdaderamente humana. Por eso, para crecer como personas, para avanzar hacia una sociedad justa, fraterna y libre, necesitamos de esa energía interior.

CONCLUSIÓN: Jesús se despide ofreciendo su propia paz, una paz que el mundo no puede dar, porque la paz es signo de la presencia de Dios y de la llegada de su Reino. La paz no es sólo entendimiento entre los poderes, ni serenidad psicológica, ni paz política, impuesta por la fuerza. La paz regalada por Jesús consiste en una situación social, que garantiza la dignidad de todas las personas y que posibilita relaciones de iguales entre hombres y mujeres y de todos con Dios y que se convierte en fuente de vida material, cultural, espiritual y religiosa, haciendo nacer la nueva humanidad.

PARA DIALOGAR EN GRUPO O EN FAMILIA

En la lectura primera de hoy, Hechos 15,1-2.22-29, queda reflejada una forma de organizarse aquella Iglesia primera y de tomar las decisiones. Vamos a leerlo y vamos a dialogar:

A tu manera de ver, ¿Cuáles son las características organizativas de aquella comunidad?
¿En qué se parece a la forma de organizarnos en la nuestra?


PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE

El Evangelio de Jesús nos habla de que el “Padre nos ama y habita en nosotros”. Después de meditar estas palabras, trata de responderte:

¿Qué experiencia tienes de que Dios te ama y habita en ti?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Prepárate para este rato de oración. Trata de silenciar no sólo tu entorno sino lo más interior de tu vida… Siéntete acompañado por Dios…
  • Piensa en tu vida, en tus sueños y proyectos, en tus alegrías y pequeñas frustraciones, en tus dolores y cansancios… Vuelve a leer el Evangelio y recréate en las palabras de Jesús: Dios “mora en ti”… “El Espíritu es tu Defensor”…
  • Deja que te brote en el corazón el agradecimiento… Y Trata de concretar un gesto, a realizar estos días, que manifieste a otros el Dios que ama y libera desde ti. Puedes terminar con esta plegaria:

Quiero amar, Jesús… Enséñame a abrir mis ojos al otro y olvidarme de mí.

Como tú, Jesús, quiero amar… Enséñame a humanizar la vida, a sembrar paz y bien, a respetar y servir al otro, donde tú habitas…

Dame, Jesús, u corazón solidario y generoso, donde el vecino encuentre un espacio de libertad; donde el emigrante encuentre un rincón de acogida; donde el cansado encuentre su oasis donde descansar… Dame Señor una esperanza en la que los otros puedan esperar…


HAZNOS DE NUEVO, SEÑOR

Quiero recuperar mi origen Señor,
volver a la raíz de mi vida,
beber del manantial que me alimenta,
beber de ti e ir a los demás
saltando de gozo y esperanza.

Quiero avivar mi experiencia
de tu amor inquebrantable,
de que mi vida tiene su origen
y su aliento en Ti, Vida de toda vida.
Quiero bajar al fondo de mí ser
y encontrarme contigo,
conmigo mismo y con los demás.

Quiero descubrir allí, que
más allá de mis debilidades,
tu presencia me habita.
Quiero coger mi vida, nuestra vida,
y experimentarla como barro en tus manos,
en manos del Alfarero.
Y, entonces, dejar que se vayan
los recuerdos heridos,
y los miedos futuros que danzan
como fantasmas.

Quiero nacer cada día, desde Ti,
para abrirme en verdad a la vida.
Tú quieres, Señor, que aprenda
a caer con humildad
y levantarme sabiendo que soy tu hijo
o tu hija.
Que sienta, Señor, la presencia del hermano,
también modelando mi barro,
construyéndonos juntos
y forjando contigo el presente y el futuro.

DOMINGO VI DE PASCUA 26 de Mayo de 2019

Hechos 15, 1-2.22-29: “Hemos decidido el Espíritu y nosotros no imponer más que lo necesario”
Apocalipsis 21, 10-14.22-23: “La gloria de Dios ilumina la ciudad”
Juan 14, 23-29: “El Espíritu os lo recordará todo”

RECUERDA

  • No hay nada especial esta semana del 27 de mayo al 2 de junio







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