El Pan de la Palabra. ASCENSIÓN DEL SEÑOR



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2 DE JUNIO DE 2019
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Dios Padre nuestro, hoy nuestro corazón se llena de alegría, porque en la glorificación de Jesucristo, todos los hombres y mujeres nos sentimos dignificados y, a donde está Él, esperamos llegar nosotros. Mientras tanto, acompáñanos con la fuerza de tu Espíritu y la luz de tu Palabra, para hacernos capaces de realizar la tarea que Él nos encomendó: Anunciar a todos la Buena Noticia de tu amor salvador. Amén.

EL CIELO EN LA TIERRA

El domingo pasado, Jesús, decía: “me quedo a vuestro lado”. Hoy, el evangelio, nos dice que: “mientras los bendecía, subió al cielo”. Y es que el cielo comienza en la tierra.

Para muchos, hablar del cielo es como evadirse y huir de los problemas que vivimos cada día y en todas partes. No es el cielo lo que importa a los hombres y mujeres, sino nuestra tierra. Es decir, lo que importa es la preocupación por esta humanidad que clama justicia; lo que importa es luchar contra la pobreza y asumir la sed de felicidad que todas las personas encierran en su ser.

Es cierto que los cristianos hemos sido acusados de haber puesto nuestros ojos en el cielo y haber olvidado la tierra. Y es posible que, en muchas ocasiones, en nombre de una mal entendida esperanza, muchos creyentes hayan abandonado la construcción de un mundo verdaderamente humano., en contra del proyecto del mismo Dios. Sin embargo, la esperanza cristiana consiste precisamente en buscar y esperar la plenitud total de la tierra y de su humanidad. No es esperanza cristiana la que lleva a desentenderse de los problemas y sufrimientos de las personas y de los pueblos. Precisamente por que cree en Dios, el cristiano, busca y espera un mundo más humano, no se conforma con este mundo regado por tantas lagrimas, sangre, injusticia, violencia y mentira. Quien no hace nada por cambiar este mundo, no puede creer en otro mejor. Quien no lucha contra la violencia, no cree en una sociedad fraterna. Quien no combate la injusticia, no cree en un mundo más justo. Quien no trabaja por liberar a las personas, no cree en un mundo libre. Quien no hace nada por cambiar la tierra, no cree en el cielo, y, si es cristiano, no debería rezar el Padre nuestro, porque a Dios se le pide que “la tierra sea como el cielo”.

LA PALABRA DE DIOS: LUCAS 24, 46-53

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto. Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios”.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO: Este texto, como otros del Nuevo Testamento, hemos de situarlo, en los comienzos de las primeras comunidades cristianas y en cómo fueron entendiendo su vida sin la presencia física de Jesús entre ello. ¿Cómo entendieron y vivieron su relación con Él después de la Resurrección?

EXPLICACIÓN: El Evangelio de Mateo, que no dice nada de la ascensión, termina con una despedida en Galilea, en la que Jesús le hace una promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el final”. Por lo tanto los discípulos no deben sentir su ausencia: Él está con ellos.

Lucas, en el evangelio de hoy, nos da una visión diferente: Jesús se despide de ellos, “subiendo al cielo”, mientras los “bendice”. Es decir los discípulos pueden saber que sus comunidades están “bendecidas” por Jesús, con la misma bendición que Jesús curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores y acariciaba a los débiles.

El Evangelista Juan nos propone otra clave para entender estas relaciones. Al despedirse Jesús de los suyos, le dice: “Estáis tristes porque me voy al Padre, pero os conviene que yo me vaya, para que recibáis el Espíritu Santo”. El Espíritu mantendrá viva en las comunidades la presencia y la palabra de Jesús.

CONCLUSIÓN: Lucas dice que Jesús se despide de sus discípulos con una “bendición”, es decir, al entrar Jesús en el misterio de Dios, sus seguidores quedan envueltos en su bendición. Esto es importante y no podemos olvidarlo: La Iglesia, estamos llamados a ser, en medio del mundo, una fuente de bendición. En un mundo donde es tan frecuente maldecir, condenar y denigrar, es más necesaria que nunca la presencia de seguidores de Jesús que sepan bendecir, buscar el bien, hacer el bien, atraer hacia el bien. La Iglesia, por fidelidad a Jesús, está llamada a ofrecer a todos gestos públicos de bondad y a superar todos los mecanismos violentos y agresivos.

PARA DIALOGAR EN GRUPO O EN FAMILIA

¿Qué puede significar hoy, para nosotros, esta frase:

“La tierra es el único camino que tenemos para llegar al cielo”

PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE

¿Estoy asumiendo la misión de todo miembro de la Iglesia, hoy?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Para hacer este rato de oración, procura recogerte y sentir la cercanía de Jesucristo, que te lleva al Padre y te regala su Espíritu.
  • Vuelve a leer el Evangelio y fíjate, sobre todo, en que Jesús cuenta contigo y te elige para ser su testigo en tu pequeño mundo. No valen las excusas de “no sé, no tengo tiempo, soy débil…”, porque, al mismo tiempo, re regala su Espíritu, para que tú siembres la semilla del Evangelio. No le importa que no puedas, sino que quieras…
  • ¿Te atreves a agradecer a Jesús el hecho de que te haya escogido para llevara adelante la misión que dejó a su Comunidad, la Iglesia? Hazlo con tus propias palabras y pídele que te ayude a hacerlo realidad?
  • Puedes terminar este rato de oración con esta plegaria:

Gracias, Jesús, por contar conmigo para que tu Palabra llegue al último rincón de mi
barrio, para que tu luz ilumine la vida de todos los vecinos,
para que tu amor, en mi amor, genere la fraternidad que necesitamos,
para que la solidaridad venza las resistencias del egoísmo…

No te digo, Jesús, que pueda, sino que quiero ser tu testigo.
El poder serlo procede de tu Espíritu. Cuenta conmigo
Señor no quiero vivir más tiempo dormido ante los problemas de mi mundo, como si tú
no tuvieras nada que ver con este mundo. Ayúdame a ser dócil para que mis manos
construyan la justicia que tú quieres para este mundo.


TÚ ESTÁS CON NOSOTROS TODOS LOS DÍAS

Estás ahí, Señor. Te has quedado de verdad entre nosotros.
Estás y lo notamos.
Sentimos tu presencia embriagadora,
sentimos tu impulso dinamizador,
sentimos tu entusiasmo que nos compromete,
sentimos tus sueños contagiosos,
sentimos que te quedas cuando todos se van…

Y cuando todos se van, en esa soledad, se te disfruta
y uno oye como te haces presente,
como susurras al oído:
Estoy en tu vecino, que está sólo,
estoy en tu compañero, que está triste,
y necesita de tu risa,
estoy en la comida que preparas,
para que gocen juntos los tuyos,
estoy en el enfermo que está al lado,
esperando tu atención,
estoy en el negro del semáforo y no conoces,
por tu prisa,
estoy en una esquina,
no te gusto y me miras con desprecio,
estoy en el campo criando vacas para tu desayuno,
estoy en el laboratorio investigando para tu salud,
estoy en la carretera, mientras duermes,
trayendo el alimento del mañana,
estoy en la cárcel, penando errores,
compréndeme.
Estoy dentro de ti.
Tú eres de los míos, dedícate a hacer discípulos míos.

FIESTA DE LA ASCENSIÓN, 2 de Junio de 2019

Hechos 1, 1-11: “El Espíritu os dará fuerza para ser mis discípulos”
Efesios 1, 17-23: “Ella, la Iglesia, es su cuerpo”
Lucas 24, 46-53: “Y mientras se alejaba, los bendecía”

RECUERDA

  • Sábado 8 y Domingo, 9 de Junio, durante las Eucaristias: Visita de una misionera del Congo
  • Domingo, 9 de Junio, 12:00: Formación de catequistas





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