El Pan de la Palabra. DOMINGO 4º DE ADVIENTO C



PARROQUIA Nª Sª DE LA SALUD - SEVILLA - DOMINGO 4º DE ADVIENTO C – 23 DE DICIEMBRE DE 2018
(Tomada de PARROQUIA DE SAN PÍO X)

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN:

Espíritu Santo, que fecundaste la vida y la fe de María, símbolo viviente de la Iglesia y de la nueva humanidad configurada por las promesas de Dios. Llénanos de tu presencia, ábrenos a la Palabra que salva, y que la podamos dar a los demás, mediante una vida de servicio en el amor. Amén.

ANUNCIADORES DE LA ESPERANZA, TRAS LAS HUELLAS DE MARÍA DE NAZARET

La semilla pasa un tiempo escondida en la tierra, después aparecen los brotes, más tarde, tras los fríos del invierno, aparece el fruto. Así pasa con la esperanza, el que espera hasta el final ve la salvación, porque la última palabra la tiene la Vida. Merece la pena esperar como el centinela la aurora y poder anunciar la esperanza. Anunciar la esperanza es hablar de Jesús con tu vida y con tu compromiso; es acompañar desde tu debilidad a los más débiles del mundo obrero y del barrio; es unir tu voz a otras voces que gritan el mundo nuevo que Dios quiere; es creer en la bondad de un Padre que es todo ternura y amor y que superará todas las fuerzas fratricidas; es creer que: “Dios está aquí, a nuestro lado, imprevisible y amante… Esperar no es sólo soñar, es el medio para transformar los sueños en realidad”.

María nos acompaña en el camino de la esperanza en nuestro permanente adviento. A ella, la fe, nunca la alejo del pueblo. Para María ser del pueblo significaba vivir una vida pobre y asumir la causa de los pobres, que es la causa de la justicia y de la liberación-salvadora de Dios. Y, desde el pueblo oró, vivió y creyó que Dios puede volver este mundo al revés: que los últimos son los primeros y los primeros los últimos; que los humildes son exaltados y los orgullosos humillados; que quienes salvan su vida la pierden y quienes la pierden la salvan; que los poderosos son derribados y los sencillos enaltecidos.

A ella podemos decirle que “nos enseñe a creer, esperar y amar, que nos indique el camino hacia el Reino y mantenga el ritmo de nuestra espera y de nuestra esperanza”; que, como ella, también nosotros mostremos a Jesucristo, el fundamento de las esperanzas de los pobres.


LA PALABRA DE DIOS:

Primera Lectura: Miqueas 5, 1–4a:

De ti, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, nacerá el que debe Liberar gobernar a Israel. ¡Y él mismo será la paz!

Segunda Lectura: Hebreos 10, 5–10:

Aquí estoy para hacer tu voluntad. Somos liberados de una vez, por la entrega que Jesús hace de sí mismo.

Evangelio: Lucas 1, 39-45:

“En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”.

PARA COMPRENDER MEJOR EL TEXTO:

CONTEXTO:
El texto de Lucas tiene un sentido simbólico. La visita de María a su prima simboliza la visita de Dios a Israel, que acontece fuera del marco de la religiosidad oficial. Desde ahora, a Dios lo debemos encontrar en lo cotidiano, donde se desarrolla la vida. Jesús, ya desde el vientre de su madre, empieza su misión, llevar a otros la salvación y la alegría.

EXPLICACIÓN: El primer gesto de María, tras aceptar la propuesta de Dios, de ser madre, es ponerse en camino para estar junto a quien necesita de su compañía. Y es que “creer”, confiar en Dios, lleva necesariamente a cultivar relaciones fraternales y de servicio generoso con los otros. No se puede creer en Dios y, a la vez, encerrarnos en nuestros intereses.

Todos pedimos la bendición de Dios, pero nos cuesta bendecir a los demás. Bendecir significa hablar bien, ensalzar, reconocer la dignidad de alguien, respetarle. Es lo que hace Isabel con María y ambas con Dios. Dos mujeres que miran la vida con los ojos de Dios, perciben toda la belleza y la bondad que existe en lo creado y, cómo no, en la mayor obra creada: la persona humana.

APLICACIÓN: Esta escena del Evangelio nos está diciendo que la verdadera salvación siempre repercutirá en beneficio de los demás; si alguien la descubre, inmediatamente la comunicará. La salvación no puede quedar encerrada en uno mismo; si es verdadera, la llevaremos a donde quiera que vayamos. En la víspera de la Navidad, ¿estamos preparados para "salir" de nosotros mismos e ir al encuentro de los demás? En el camino de Adviento, ¿hemos sentido la presencia de Dios en nuestra vida, como lo sintió María? Si esto así, la fe nos conducirá a darnos con alegría en servicio a los demás.

PARA REFLEXIONAR Y ORAR

Jesús, es el gran regalo que Dios ha preparado para los que tienen esperanza, para los que la vida les obligó a perderla y para aquellos otros que se la robaron. Si quieres, si te atreves a creer en “Jesús-esperanza-de-los-pobres”…, hazte esta pregunta:

¿Cómo puedo anunciar con mi vida la esperanza que encarna Jesús?

PARA ORAR PERSONALMENTE Y/O EN FAMILIA

  • Con el gesto sencillo de hacer la señal de la cruz, da comienzo a un rato de oración. Guarda silencio y pon ante tus ojos a María… Mírala como a la mujer llena de Dios, y capaz de ponerse en camino para servir y servire… Déjate acompañar por ella.
  • Lee de nuevo el Evangelio… Hazte testigo del encuentro de María e Isabel. Recréate en sus gestos, sus palabras…
  • Pregúntate, en el silencio, cómo puedes acoger este mensaje de esperanza de Dios para ti. Una esperanza hecha de pequeñas cosas cotidianas: caminar, saludar, alegrarte con los demás, compartir los dones con hermanos y hermanas, bendecir, creer… Al estilo de María, de Isabel… ¿A quién vas a visitar estos días? Da gracias por este rato:

María, Madre de la esperanza,
¡camina con nosotros!
Enséñanos a proclamar al Dios vivo;
ayúdanos a dar testimonio de Jesús, el único Salvador;
haznos serviciales con el prójimo,
acogedores de los pobres, artífices de justicia,
constructores apasionados de un mundo más justo;
intercede por nosotros que actuamos convencidos
de que el designio del Padre se cumplirá.
María, ¡danos a Jesús!
¡Haz que lo sigamos y amemos!
Él es la esperanza de los pobres,
de la Iglesia y de la humanidad


ORACIÓN A MARÍA DE NAZARET, MUJER DE ESPERANZA

María, Virgen del Adviento:
enséñanos a preparar el camino a Jesús,
como tú lo preparaste.
Enséñanos a liberar nuestro corazón
de las ataduras que lo esclavizan,
para poder escuchar nuestra propia anunciación

Enséñanos a dejar libre el corazón,
para los deseos de tu Hijo,
y poder responderle como tú:
Aquí está la esclava de mi Señor.
Enséñanos a estar siempre disponibles
a la voluntad de Cristo, para poder decir a Dios
como tú dijiste: Hágase en mí según tú quieres.

Enséñanos a ser felices, haciendo felices a los demás.
Enséñanos a preparar el camino a Jesús
haciéndole sitio en nuestro corazón
a quienes no encuentran lugares donde vivir,
ni personas en quien confiar,
ni amigos con quienes hablar…

Enséñanos a emprender el camino hacia los demás,
sin esperar siquiera que nos lo pidan
que el nombre de nuestro amor sea el servicio
y la cara de nuestro cariño sea la solidaridad,
sin reservas y sin contraprestaciones.

María, Virgen del Adviento,
enséñanos a preparar el camino a Jesús,
guíanos hacia el Belén de nuestra vida
donde engendremos a Jesús en nuestro corazón
y lo trasplantemos con nuestro ejemplo
en el corazón de cuantos necesitan al Salvador.

Amen.

HORARIO DE MISAS EN NAVIDAD

  • Día 24, lunes, a las 7:30 de la tarde, Misa del Gallo.
  • Día 25, martes, a las 12:30 de la mañana, Misa de Navidad.
  • Día 30, domingo, a las 11:00 y a las 12:30, Misa de la Familia de Nazaret.
  • Día 1, martes, a las 12:30 de la mañana, Misa: Santa María Madre de Dios.
  • Día 5, sábado, a las 7:30 de la tarde, Misa. Víspera de la Epifanía.
  • Día 6, domingo, a las 11:00 y a las 12:30 de la mañana, Misa. Epifanía del Señor.




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